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jueves, 14 de noviembre de 2013

En la distancia



Cae la tarde y regreso a mi temporal casa, un familiar crepúsculo se va escondiendo en la lejanía del  horizonte y mientras voy en mi andar, tu estas permanentemente en mis pensamientos, te pienso, llevando todo lo que es tan tuyo conmigo, te siento, sutilmente como acariciando los inmortales años, y te sueño, con inevitable sonrisa que se alarga con cada detalle que me dejaste heredado. Pero luego te recuerdo lejos, donde mis manos no pueden palparte, donde mis brazos no pueden abrazarte, donde mis labios no pueden besarte; Te recuerdo lejos donde mis lágrimas pueden llorarte y donde mi amor por ti vuelve a levantarme.


Mis sueños se proyectan en interminables quimeras y de esta forma nuevamente, tus blancas arenas pueden sentirse entre los dedos de mis pies descalzos; una suave caricia me da la bienvenida, es la ola marina que consuela mis pies cansados por el largo viaje de retorno; el sol desapareció por completo en el horizonte, las estrellas titilan danzando su eterna rumba, y la luna refleja su menguante  en el cálido mar Caribe, la brisa trae consigo las risas e historias que me perdí mientras estuve lejos de ti, y en ese momento me golpeo contra la realidad y vuelvo a estar en la distancia. La sonrisa se descuelga de mis labios, mi frente Frunce el ceño cambiando por completo mi semblante, y  mis nostálgicos labios solo balbucean melancólicamente tu nombre – “Venezuela, Venezuela”… 


Jean C. Quirós




viernes, 31 de mayo de 2013

Figuraciones

Cuando se empezaron asomar las primeras estrellas que anunciaban el final de la tarde y estando ellos completamente solos, luego de un largo día; ahí se encontraban tomados de las manos, mirándose fijamente a los ojos, muy jóvenes aun para entender lo sencillo que es el amor en las complicadas emociones de dos adolescentes, dos adolescentes que jugaban a amarse, aunque quizás uno pretendía amar más que el otro a pesar de no saberlo, y el otro se figuraba un amor inexistente.

Así fue como ella muy despacio soltó sus manos. Él observo por un instante como desaparecía la sensación de sus caricias y el calor que se disipaba con los segundos, entonces levanto la mirada, la vio directamente a los ojos, mientras ella movía su cabeza negativamente y dijo muy levemente – ¡no puedo! –. Él sabía muy bien el significado de sus palabras, ya que habían estado muy callados durante todo el día, cada gesto en ella parecía pronosticarle este desenlace al finalizar la tarde. – ¿que no puedes? – respondió mientras que una de sus manos se apoderaba de la mejilla izquierda de ella; quería dirigir su rostro de forma tal que ella volviera a mirarlo directamente a los ojos, ya que hace unos segundo había agachado la mirada. – ¡no puedo! – Simplemente volvió a decir con una voz suave; - ya veo – logro murmurar él con una voz entre cortada, al tiempo que ella volvió agachar la mirada mientras intentaba retirarse del lugar. Él tomo una de sus manos en un intento por detenerla y complementó diciéndole – te amo, quizás baste por los dos -  en los labios de ella se dibujo un intento de sonrisa que solo pudo mantener escasos segundos; hábilmente soltó su mano mientras que volvió a mover su cabeza en forma negativa.

El permaneció inmóvil mientras que ella se alejo desapareciendo en la distancia.


Un tarde ya casi al finalizar y ya pasados muchos años, ella se encontraba en un autobús, miraba por la ventana y de repente lo vio caminando, su corazón palpito como no había palpitado en años, un leve calor recorrió cada centímetro de su blanca piel, una sonrisa se apodero de sus labios al mismo tiempo que sus manos se posaban en el vidrio de la ventana; él por su parte camino sin advertir la mirada emocionada que lo observaba desde cerca; entonces ella tomo firmemente su cartera, se levanto y permaneció quieta, escucho una voz que le decía – ¿se va a bajar señorita? – era un señor mayor que se había movido para cederle espacio y ella pudiera salir de su asiento, ella miro al señor, luego bajo la mirada y mientras se volvía a sentar le dijo – no, yo era la que me figuraba no amarlo sin saberlo – el señor que se encontraba a su lado no entendió nada de lo dicho por ella, entonces volvió a dirigir su mirada hacia el frente, mientras ella seguía observando por la ventana con su cabeza apoyada en esta y él se alejaba al finalizar el día. 

martes, 1 de enero de 2013

Cae la tarde de este primer día del año




Al finalizar un año más, puedo reflexionar en mi soledad sobre todo lo vivido en el fallecido 2012; tantos recuerdos que trepan por las paredes y me hacen sonreír, tantas tristezas que me silencian, una antología de sentimientos con sus vaivenes, muchos sueños realizados, otros que se adelantaron para encontrarme en este 2013, aun así cae la tarde de este primer día del año, y mis manos no te pueden alcanzar, la distancia vuelve a ser nuestra mayor barrera, mis dedos aun extrañar dibujar la dulce silueta de tu fascinante cuerpo, aun el claroscuro es el fondo mas romántico para recordarte. Entonces comprendo que pronto debo ir hasta donde tu estas, hasta el centro de Suramérica, porque tú eres el tiempo que gobierna mi vida, porque mis días se miden con un primer beso tuyo al despertar y uno más profundo antes de dormir, porque estamos llenos de despedidas y reencuentros, y aunque este gobierno ineficiente nos haya provocado un nuevo distanciamiento, no podría impedir mis ansias de dormir una vez más entre tus brazos, no podría impedir que mi ser enamorado sucumba ante ti. Cae la tarde de este primer día del año, y mi meta es muy clara, hacer de tu piel mi mejor lugar para morar, y manteniéndome fielmente a mis votos matrimoniales, estar a tu lado aunque se nos encime la adversidad, amarte sin condición ni razonamientos, entregarme en ti vehementemente, volar a donde tu estas y permanecer en ti hasta que caiga la ultima tarde de mi vida.

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